jueves, 20 de octubre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 3/??

Mi torpe mejor amiga.

°Lilan°

Si, soy algo rara, lo sé. Algunas veces odio a las personas, y otras siento que amo a todo el mundo, otras estoy triste y segundos después feliz, lo mismo pasa cuando digo que odio a alguien cuando en realidad no es así. Pero es algo que en verdad no me molesta, es el gusto de pensar de dos formas totalmente distintas, yo creo que si alguna de mis dos partes se perdiera, estaría totalmente perdida.

-Pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa. -Cantaba dulcemente Hino mientras caminábamos a nuestro dormitorio.
-¿No tiene otra sílaba tu canción? -Pregunté; sin tacto dedo admitir, y me miró casi llorando.
-¡Lo siento! ¡No sabía que te molestara! -Se disculpó rápidamente.
-No, está bien... no me molesta, sólo preguntaba. -Respondí intentando calmarle.
-Entiendo, como quiera dejaré de hacerlo. -Dijo con una gran sonrisa en el rostro.
-Como quieras. -Solté al mismo tiempo que dejaba salir un pequeño suspiro.

Ella se llama Hino Samika, y es mi mejor amiga, o al menos eso creo... la conozco desde hace unos tres años, y se podría decir que solo nosotras dos nos aguantamos mutuamente, bueno en realidad, sólo ella me aguanta a mí. Es muy amable, dulce, cariñosa, atenta y bonita además; es casi perfecta. En cambio yo soy irrespetuosa, gruñona y no tengo tacto alguno, se que no comenté acerca de mi nivel de belleza, pero si lo hubiera hecho tal vez pudiera sonar algo ególatra, así que mejor lo evitaré. Regresando al tema de Hino, ella toda su vida a sido popular con los hombres como admirada por las mujeres, pero guarda un muy grande secreto, que según sé... sólo estamos enterados ella, él y yo...

-Hino... ¿que tal se encuentra "él" de salud? -Pregunté de la nada cuando nos encontrábamos entrando a la habitación.
-Bien. -Caminó hacia la ventana y abrió la cortina, entonces se dirigió hacia la cama y se tiró a ella.- Dice que últimamente se ha sentido mejor, tal vez venga a verme un día de estos.
-Ya veo. -Ahora fui yo la que se sentó, pero lo hice en mi propia cama.- Mándale un saludo de mi parte.
-Si, lo haré cuando lo vuelva a ver.
-Hino... -Solté con un tono que hizo que ella pusiera una cara llena de tristeza.
-Lo sé, lo sé... Saki. -Respondió rápidamente antes de que yo pudiera decir algo más.- ¿Pero que más puedo hacer? Se que esto está mal... pero no puedo dejarlo.
-Hino. -Me levanté de mi cama y caminé hacia la de ella, entonces me senté y abrazé a mi amiga.- No te estoy diciendo que lo dejes... sólo quiero que tengas cuidado. -Me separé de ella y la miré a los ojos.- Si alguien los descubre les arruinarán la vida.
-Gracias por guardar el secreto, Saki. -Dijo con los ojos llenos de bondad.
-Somos amigas ¿no?
-¡Si! -Se me lanzó a los brazos y en una voz muy alto dijo.- ¡Te quiero, Saki!
-Si, si... yo también te quiero, Hino. -Pronuncié intentando quitármela de encima y conservar mi vida.- Como sea, hay que comenzar la tarea del profesor Ibuki o no lograremos entregarla mañana.
-Tienes razón. -Se levantó de golpe y de nuevo sentí como el aire le llegaba a mis pulmones.- Tal vez el profesor sea amable y toda la cosa, pero cuando se trata de su materia es un ogro.
-Si. -Exclamé al momento que asentía y recordaba aquella vez que nos encontramos en el jardín mientras yo cuidaba de las flores.

Después de nuestra productiva plática nos pusimos a hacer la tarea, la cuál acabamos en más o menos una hora, perdimos la tarde viendo televisión entre otras cosas.

A la mañana siguiente...
-¡Saki despierta! -Gritaba Hino cuando casi me tira de la cama.
-¿Que pasa, Hino? -Pregunté mientras me tallaba los ojos.
-¡La alarme no sonó, se nos hizo tarde! -Exclamó mientras se ponía una calceta.
-¡La tarea! -Grité cuando recordé todo lo que nos había costado hacerla como para que no la fuéramos a entregar.

Hecha rayo me levanté de la cama y me vestí, cepillé un poco mi cabello y me lavé la boca, Hino y yo salimos corriendo del cuarto cuando ya era las 7:15 am, siendo que nuestra hora de entrada era a las 7:00 am. Ya no había nadie en el pasillo, lo que significaba que los maestros ya habían entrado, corrimos lo más que pudimos y cuando por fin llegamos a la puerta de nuestro salón de clases...

-¡Profesor! -Soltó Hino sin pensar al abrir la puerta de golpe.
-¿Samika? -Miro atrás de ella y entonces posó sus ojos sobre mí.- ¿Sakuramori?
-Lo sentimos, profesor. -Dije al momento que me ponía delante de Hino ya que a esta le temblaban las piernas.- La verdad es que nuestro despertador no sonó y nos quedamos completamente dormidas.
-Umm... son las 7:20. -Miró su reloj y después soltó un gran suspiro.- Está bien, es la primera vez que les pasa así que creo que no habrá ningún problema. Pasen.
-Gracias. -Empujé a Hino y nos dirigimos a nuestros asientos. Fue entonces que vi a una chica nueva, con hermoso cabello castaño claro y ondulado, ojos azules y claros, era tan bella... parecía una de esas muñecas de colección que salen cada año en Navidad, no, no de esas normales que salen día con día con ropa casual, sino una de esas que salen sólo una vez al año con un bonito vestido enorme y que son creadas aún con más detalle que las otras.
-¿Quién será? -Preguntó Hino, lo que hizo que yo saliera de mis locos pensamientos para responder.
-Quien sabe, lo mismo me preguntaba.
Al parecer tendríamos que esperar el terminar de la clase para saber quién era aquella misteriosa chica que había aparecido de un día para otro en nuestro salón de clases...
-Se que aún es pronto ya que apenas comenzamos en semestre, pero tengo que decirles que repasen a diario para el parcial, será a inicios del próximo mes. -Dijo el profesor Ibuki mientras preparaba sus cosas para irse.- Bien, eso ha sido todo por hoy. -Caminó hacia la puerta.- Pueden salir. -Salió del salón y en ese mismo instante la gran mayoría se levantó de golpe de su asiento, en dirección al lugar de aquella chica. Como Hino y yo no sabíamos quién era, la curiosidad nos llamó también, así que hicimos lo mismo que nuestras compañeras y fuimos a donde estaba la desconocida.
-Disculpen, disculpen. -Decía Hino cuando intentaba meterse entre las chicas de la multitud, al darse cuenta algunas de que era "Hino Samika" abrieron paso y por fin pudimos llegar hacia la chica ansiada.- Hola, mucho gusto. -Fue lo primero que dijo cuando se encontraba frente a ella.
-Igualmente. -Respondió con un tono extremadamente calmado y educado (no se como pude percatarme de esto, sólo se que lo hice), mientras lentamente parpadeaba.
-Mi nombre es Hino Samika. -Se presentó al escuchar que la chica la respondió.- Y ella es Lilan Sakuramori. -Soltó dirigiéndose a mí.
-Gusto en conocerlas, mi nombre es Elisa Rumi, y soy una estudiante nueva.
-¿Porque te cambiaste de colegio? -Preguntó Hino al escuchar lo último que había dicho la tal "Elisa".
-Digamos que... había alguien que me molestaba. -Miro hacia la ventana; que no se encontraba muy lejos.- Por eso papá decidió cambiarme aquí.
-¡Que malo debió de haber sido eso! -Exclamó Hino.
-Si, si lo fue... -Dijo con un tono algo inocente, pero por alguna razón algo dentro de mí me impedía creerle totalmente.- Pero ahora todo está bien.
-Señorita Rumi. -El profesor Ibuki se encontraba de vuelta en el salón, pero al parecer era sólo por un motivo.- ¿Me haría el favor de acompañarme? -Miraba a Elisa, y segundos después tenía su vista puesta en mí.- Sakuramori...
-¿Que pasa? -Pregunté confundida por su repentino llamado.
-N-no es nada... ¿Está lista, Rumi? -Preguntó a la chica, la cuál por algún motivo ahora me miraba de forma extraña.
-Si. -Se levantó de su asiento evadiendo a todas las que estábamos a su alrededor para finalmente encontrarse con el profesor.- Vámonos. -Lo tomó por el brazo como si fuera su amante y comenzó a caminar de forma coqueta, haciéndose envidiar por las amantes de Ibuki del salón.
-Me pregunto... -Solté sin pensar si alguien podía escucharme.
-¿Que cosa? -Preguntó Hino confundida.
-¿Eh? -Reaccioné.- No, nada... olvídalo. -Sonó el timbre, lo que significaba el inicio de la otra clase.- No tarda en llegar la profesora Asano, hay que ir a nuestro lugar.
-Si. -Contestó con un tono no muy convencido.
Nos dirigímos hacia nuestros asientos y cuando la profesora entró, tomamos la clase normalmente, a pesar de que mi mente no podía dejar de preguntarse que eran aquellos dos...
-¿Amigos? ¿familiares? ¿conocidos? ¡¿AMANTES?! -Era lo que pasaba por mi cabeza cuando la profesora explicaba, y debo de admitir de esa última cuestión me incomodó. Nunca he sido de aquellas personas que son inconcientes de sus propios sentimientos, pero me era difícil admitir conmigo misma el que la relación que pudieran guardar ellos dos, tal vez... y sólo tal vez, me importara.

Nunca en mi vida me he enamorado, tal vez si me han gustado personas, he salido con algunos hombres, pero nunca he estado ni siquiera un poco cerca de sentir "amor".
Estoy segura de que en esta ocasión no se trata de eso, es decir; ¡Es mi profesor! ¿Cómo puede gustarme? ¡Claro que no! Sólo es un gran respeto por el gran trabajo que hace, además... ¿que razones tendría yo para estar enamorada de él? ¡No siento nada! ¡No hay razones para que me guste! Hace unos días decía que lo odiaba, nada puede cambiar tan rapidamente... ¿verdad?

Al día siguiente, me encontraba caminando hacia el jardín, ya que las clases habían terminado y me quedaba tiempo para ir a cuidar de las flores. El pasillo estaba muy solitario y ya no había nadie en los salones de clases.

-Sakuramori. -Escuché que alguien dijo a mis espaldas cuando estaba caminando.
-Profesor... Ibuki. -Susurré cuando lo vi caminando en dirección hacia mi.
-¿Vas a ir a ver las flores? -Preguntó con un pequeña sonrisa y un tono bondadoso.
-S-si... me da algo de tiempo. -Respondí un poco nerviosa debo admitir.
-¿Te importa si te hago compañía?
-No, por mí está bien. -Dije algo extrañada de que quisiera hacer algo así.

Caminamos hacia el jardín y cuando llegamos comenzé a tomar mis herramientas usuales; tijeras, regadera, guantes, tijeras, regadera, guantes, tijeras, regadera... ¿ya dije guantes? Si, bueno... no soy una experta en el cuidado de flores pero aún así hago mi intento. Él se encontraba a mi lado y cuando tenía todo listo me inqué de la misma forma que la última vez, haciendo que él me imitara...

-Profesor. -Solté mientras cortaba la maleza alrededor de unas rosas.
-¿Uh? -Fue lo que salió de su boca cuando no dejaba de ver las rosas que yo cuidaba.
-¿No tendrías que estar con Elisa? -No pudo evitar avergonzarme un poco por meterme en un asunto que no me importaba para nada.
-¿La señorita Rumi? -Preguntó algo extrañado por mi pregunta.
-Si, ¿no tendrías que estar haciéndole compañía? ¿no es ella su nov...?
-¡No! -Negó antes de que yo pudiera terminar mi pregunta.- Ella no es mi novia. -Dijo después con un tono más calmado.
-Y-ya veo... -Dije mirándolo a los ojos.- Perdón... no es algo que yo deba preguntarle a usted.
-No, está bien... no quiero que después se hagan malentendidos. Además... no me molesta si tú me preguntas. Por alguna razón, no me molesta. -Se cubrió la cara y yo miré de nuevo hacia las flores.
-¿Eh? -¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡¿Acaso el profesor dijo "no me molesta si TÚ me preguntas"?!
-No, no es nada. -Se levantó de su anterior posición y me dio la espalda.- Me tengo que ir, hasta luego... Sakuramori. -Comenzó a caminar.
-Si. -Fue lo único que pudo salir de mi boca, después de aquello, desapareció entre los muros y yo me quedé sola, mirando hacia el cielo y pensando en lo que había pasado.

jueves, 13 de octubre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 2/??



Mi alumna rebelde



///Kazuno///


-Sakuramori. -Exclamé para que la chica prestara atención a la clase.
-¿Si? -Respondió aún con la mirada en otro lado.
-¿Podrías ponerme atención, por favor? -Espeté mi orden.
-No. -Respondió con una mirada verdaderamente de miedo, lo que hizo que toda mi determinación para reprimirla por su falta de atención se fuera.
-Por favor, Sakuramori... sino tendrás que salir del salón.
-Saki... por favor. -Escuché como su amiga de a un lado le decía intentando que yo no escuchara.
-Está bien... voy a prestar atención. -Soltó molesta la chica.
-Bien, seguíamos... -Continué dando mi clase sin problema alguno.


Pasaron los minutos y terminé, salí rapidamente del salón de clases, intentando no toparme con Sakuramori-san... a pesar de que ella no supiera nada, a mí todavía me remordía la conciencia el saber el dolor que le había causado en un pasado...


-Aaaah... -Solté cansado mientras me mesía en la silla en la cuál estaba. Me encontraba en la oficina de maestros calificando algunos exámenes, pero decidí tomar un descanso.- Lilan Sakuramori.


=Flash Back=


Era una noche triste, yo estaba manejando hacia mi casa después de haber ido a tomar unas cuantas copas con mis amigos. 
La luz de la luna pegaba de frente a mi cara, las calles se encontraban sin carros y comenzaba a llover en abundancia... creí que incluso si pasaba aquel semáforo, nadie saldría perjudicado... hasta ahora me doy cuenta... que estúpido fui.


-¡Oye! -Salí rapidamente de mi coche para ir a ver al conductor que se había estrellado contra un poste con tal de esquivarme.- ¡Oye! -Grité de nuevo al llegar a donde se encontraba. Como pude metí mi cuerpo en el carro y rogé con todas mis fuerzas que aquel hombre inocente siguiera vivo.- ¡Resiste! -Pero nada dio frutos, su corazón había dejado de latir y ya no quedaba esperanza de vida. Me di por vencido hasta que miré en el asiento del co-piloto, si... había un pequeño niño de aproximadamente 10 años... había sido atravesado por uno de los cristales del coche- Oye... espera... ¿que hice? ¿están muertos? Oye... ¡No puede ser!


Salí huyendo como un verdadero cobarde, dejando a aquellos dos tirados allí, encendí el auto y me marché esperando que nadie fuera testigo de aquello... 
Varias noches no pude dormir, los rostros de los dos me perseguían cada segundo de mi vida, fue bastante tiempo el que me costó superar aquel gran trauma y sólo lo logré haciéndome creer a mi mismo... que no había sido mi culpa.
Al día siguiente vi en la portada del periódico más destacado la noticia; "MUEREN AL CHOCAR CONTRA UN POSTE, EL GRAN ABOGADO SAKURAMORI GIN Y SU HIJO"


=Fin del Flash Back=


Hoy... después de 2 años, cuando creí que podría seguir adelante, me encuentro con la hija de aquel hombre... aquel que había muerto por mi culpa.


-Profesor Ibuki. -Me sacó la profesora Asano de mis dolorosos recuerdos.
-Ah, si... ¿que pasa? 
-La Directora lo está llamando. 
-Gracias... iré en un momento.
-Está bien... sólo una cosa.
-¿Que pasa?
-¿Se encuentra usted bien? -Preguntó arqueando una ceja.
-¡Si, si! ¡No se preocupe! ¡Estoy bien! -Exclamé en alto para que no pudiera percatarse de que no estaba tan bien como decía.- ¡Me voy ahora! -Salí casi corriendo de la sala para dirigirme hacia la oficina de la Directora.


Me encontraba fuera de aquel lugar donde me habían citado, nervioso por cierto... sólo una vez había estado antes ahí, y fue justo cuando fui contratado. Me sequé el sudor de las manos y arreglé mi corbata, peine un poco más mi cabello y entonces fue que entré...


-¿Me llamaba, señora? -Pregunté al meter un poco mi cabeza a través de la pequeña abertura entre la puerta y la pared.
-Si, entra Ibuki.
-Si. -Hice lo ordenado y me paré a un lado de la silla que había frente al escritorio.- ¿Que pasa?
-Bien... el motivo de que te llamara es para hacerte saber algo realmente importante. -Recargó sus codos sobre su escritorio y puso una cara seria.- Ella viene.
-¿Ella? -Pregunté confundido, realmente no sabía de quién hablaba.
-La hija de nuestro más grande donador. Elisa Rumi.
-¿Elisa... Rumi?
-Si, la hija de Don Rumi.
-¡¿Aquel que tiene una gran cadena de hoteles?!
-Si, ese mismo.
-¡Sorprendente! ¡No sabía que donara dinero a este internado!
-Así es, y a partir de la próxima semana su hija se incorporará a este internado. -Se levantó de su asiento con firmeza y caminó hacia mi.- Ibuki, se que esto sonará algo imparcial... pero quisiera pedirte que hagas que esa chica se sienta totalmente cómoda aquí.
-¿Eh?
-Si algo sale mal, tal vez tengamos que cerrar este internado.
-Entiendo. -Respondí con un tono calmado para darle a entender que tenía la situación bajo control.- Prometo que haré todo lo que esté en mis manos.
-Gracias, puedes retirarte.
-Si. -Salí de la oficina y comenzé a caminar hacia los baños, quería refrescarme un poco el rostro, cuando vi que; a través de las ventanas hechas de cristal, Sakuramori estaba en los jardínes de afuera cuidando de las flores. Sin pensarlo dos veces decidí recorrer el pasillo hasta llegar a la puerta para salir al patio, caminé lentamente hacia donde ella se encontraba intentando evitar que se percatara de mi presencia y saliera huyendo como la mayoría de las veces.- ¿Sakuramori? -Pronuncié en un tono bajo cuando ya me encontraba a sus espaldas.
-Profesor Ibuki. -Dijo al momento de voltear y ver que me encontraba allí, aunque esta vez su tono era distinto al de siempre, se podría decir que parecía un poco más "amable".
-¿Que haces aquí? -Pregunté intentando sacar un tema de conversación con ella.
-Cuido de las flores. -Respondió cortantemente mientras regresaba su mirada hacia el frente.
-Oh, es verdad... digo, eso es obvio. -Me inqué a su lado para observar las flores más de cerca y escucharla un poco mejor.
-Si. -Me miró de reojo y se alejó unos centímetros.
-Sakuramori...
-¿Que pasa?
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Si... 
-¿Acaso tú... me odias? -Pregunté temerosamente esperando que su respuesta fuera un "¡NO!".
-Sólo un poco. -Respondió con ese tono con el cuál siempre evade mis preguntas.
-Entiendo. 
-La verdad... -Soltó algo en un tono muy bajo que hizo que mi atención se centrara aún más en lo que diría después.- Es que... no es nada personal. Bueno... tal vez al principio si lo fue, estaba molesta ya que me cambié a este internado con la intención de estar totalmente separada de los hombres, por eso es que cuando usted se incorporó a la docencia yo estaba muy enojada.
-Ya veo... no sabía que había sido así.
-No es que odie a los hombres... es sólo que... no soy buena tratando con ellos. -Dijo al momento que arrancaba una flor cerca de donde estaba.- Tome... -Me dio la flor que había tomado, la cuál acepté sin dudar.- Esto es en muestra de mi arrepentimiento... podré decir cosas crueles y malas algunas veces... pero la mayoría del tiempo son sólo impulsos. Así que... por favor, le pido que no me odie por eso.
-Está bien, Sakuramori... no estoy molesto contigo, y mucho menos te odio. -Me levanté del mi posición anterior y sacudí un poco mi pantalón.- Tengo que irme... me toca clase.
-Si, está bien. -Dijo sin siquiera mirarme a la cara.- Nos vemos después, profesor Ibuki.
-Si... hasta luego, Sakuramori. -Pronuncié al momento que comenzaba a caminar de vuelta al edificio donde se encuentran las aulas. 


Nunca había podido platicar más de cinco segundos con ella, y debo de admitir que me sentí bien... su palabras caían cálidamente dentro de mí, y sus ojos me decían que era sincera respecto a sus sentimientos... creo que estoy a punto de encariñarme un poco con ella. Estoy feliz de que no me odie, aunque se... que tal algún día eso cambie y se vuelva todo lo contrario.