miércoles, 16 de noviembre de 2011

D'Love -Capítulo 1-

Mi definición del amor.

°Gabriel°

Amor tiene tantos significados, relacionados desde el punto de vista diferente de cada persona, hay quienes dicen que el amor es querer la felicidad de la otra persona más que nada, también se dice que el amor es algo necesario para vivir, el amor es pérdida y sacrificio pero que al mismo tiempo da beneficio y satisfacción, el amor es enamorarse de la misma persona todos los días, el amor es seguir amando aún con los defectos de la otra persona, si me preguntaran a mi... ¿Que es el amor? Yo simplemente diría... el amor es amor.
Estaba en mi casa, acostado en el mueble de mi sala con muchísimas latas de cerveza a un lado, la razón de estar allí es que la noche anterior me quede viendo el fútbol y cuando terminó me dio demasiada flojera ir a mi habitación, bueno... regresando a lo que iba, era una mañana tranquila, los rayos del sol que atravesaban las cortinas hicieron que abriera mis ojos, pero aún tenía demasiada pereza como para levantarme, así que opté por acostarme boca abajo e intentar volver a dormir, pero entonces el timbre sonó y una voz proveniente de afuera me hizo despertar completamente...

-¡Gabriel! -Gritaba la impertinente chica desde afuera.- ¡Gabriel, abre! ¡Soy yo, Sam! ¡La caca de tu calzón! ¡La mugre de tu uña! ¡Tu querida amiga de toda la vida! -Decidí que tenía que apresurarme antes de que la mujer esta gritara a los vecinos todo lo que sabía de mí.
-Vamos... -Abrí la puerta.- No tienes que gritar todo eso cuando quieres que te abra la puerta.-Allí se encontraba una chica de 19 años de edad, con un corto cabello color café, ojos también cafés pero oscuros y profundos, y una linda piel blanca y suave como pompis de bebé.
-Pero~~ si no grito todas esas cosas, nunca sales a abrirme, ¿recuerdas aquella vez que me dejaste esperando afuera por 2 horas porque te dio flojera pararte a abrirme?
-¿Y tú recuerdas que después de eso te di una copia de la llave? ¿Dónde está ahora? -Pregunté arqueando una ceja y con un tono fingido de molestia.
-Este... eemm... digamos que tuvo un encuentro con la alcantarilla. -Respondió desviando los ojos hacia arriba. Suspire y le di un pequeño golpe en la cabeza a formar de que no le causara daño alguno.
-Sabía que eso pasaría... -Nos encontrábamos aún en la entrada, entré a la casa y me dirigí hacia la cocina. Alcé el brazo sobre el refrigerador y conseguí otra llave.- Toma. -Se la di.-Saqué otra copia ya que sabía que perderías la otra... 
-¡¿¿¿EHH???! -Soltó molesta.- Lo dices como si yo fuera alguien irresponsable...
-Sólo algunas veces...
-¡Yo no soy irresponsable! -Abrió el refrigerador y sacó un frasco de café frío.- Sólo no soy nadita responsable... oh, mira... aún sirve el café que deje el otro día. 
-Bien, eso lo explica todo... ¿Y?
-"¿Y?" -Repitió imitándome.- ¿Que?
-Me refería a que haces aquí... ¿Cuál es tu motivo de visitarme, querida Samantha?
-En primera: ¿Acaso no puedo venir a visitar sin tener motivo alguno a mi amigucho Gabrielucho? y en segunda: te he dicho mil, no, millones de veces que no me digas Samantha.
-En primera: no me molesta, sólo preguntaba... y en segunda: es tu nombre, así que no le veo nada de malo.
-Entiendo, Adelaido.
-Está bien, está bien... ya me calmo... "Sam"
-Así está bien, amigucho. -Caminó hacia la sala y tomó asiento en el sofá donde minutos antes yo dormía.- Ahora... es domingo, no tengo nada que hacer, supongo que tu tampoco... si no tienes a ninguna vieja desnuda en tu habitación a la cual necesites atender, ¿que te parece si vamos a la convención de anime?
-Paso. -Me aventé a un lado de ella y finjí que volvía a dormir.
-Ándale... ándale, por fitas... por fis, te lo ruego, ándale, Gabriel, por favor, quiero ir, quiero ir, ándale ¿Si? -Jodía y jodía una y otra vez, sin cerrar esa gran boca que tiene, al final como yo sabía que no se iba a rendir hasta que le dijera que si, suspiré.
-Está bien... ¡pero sólo un rato!
-¡YES! ¡Si, si! -Exclamó de alegría mientras los ojos le brillaban.
-¡Pero nada de que cuando lleguemos allá me digas que tengo que ponerme un ridículo disfraz, como la última vez! -Grité intentando asegurarme de que lo prometiera.
-Si, si... -Respondió algo decepcionada.- Yo creo que te veías muy chido como Ichigo.
-¡Cómo no fuiste tú la que se puso una peluca naranja y tuvo que andar dos horas gritando con extraños! -Me paré rápidamente del mueble y me puse en posición.- ¡BAN-KAI!
-¡Genial, genial! ¡No se cómo es que no pudo gustarte! -Se levantó también de golpe y tomó un palo de escoba que había a un lado.- A mí me gustaba andar diciendo... ¡Mae, Sode no Shirayuki! -E hizo el bailecito ese que hace la tal "Rukia" cuando dice eso.
-Cómo sea... -Me tiré de nuevo al mueble.- Ya lo prometiste así que no hay vuelta atrás... nada de sorpresitas.
-Está bien, Don Gabriel... si sigues así nunca te vas a encontrar novia...
-¡Así estoy bien!

Esta rara se llama Samantha Sú, mejor conocida como "Sam", entre otras cosas, es mi amiga de la infancia, la conozco desde que estamos en pañales... casi, casi nos saludábamos desde las panzas de nuestras señoras madres. Bueno... en realidad no, ya que Sam es dos años menor que yo ¿pero eso que importa?... es una mujer de lo más despistada y alegre, algunas veces tiene un autoestima bajo, pero sólo le hacen falta unas buenas palabras de aliento para hacerla reaccionar... ahí es cuando entro yo... su amigo de la infancia, Gabriel...

-¡Ya estamos aquí! -Gritó frente a la puerta de aquel raro establecimiento, lleno de raros, con raros adornos y donde vendían cosas raras...
-Uy, que emoción... -Bufé dando a entender mi falta de ánimo.
-¡Vamos rápido antes de que se acaben las entradas! -Me jaloneó de la manga y arrancó a correr, llevándome a rastras consigo.
-Créeme... no hay manera de que se acaben las entradas.

Llegamos con el chico que se encontraba en la puerta con un llamativo gafete que decía "Staff", su aspecto era el de un total tet*... fan del anime... con sus grandes lentes de botella, y su cara barrosa de esas que te quitan toda gana de alguna vez volver a saludar de beso a alguien, algo "robustito". Cuando vio a Sam levantó su mano y comenzó a agitarla...

-¡Sam-chan! ¡Irashaimazen! *Bienvenida* -Gritó con una cara de que entendía lo que estaba diciendo.
-¡Tadaima!*Estoy en casa* ¡Rob-sempai! -Respondió ella con la misma cara que el otro raro.
-¿Que mierda dicen? -Pensé con una cara (aunque no me vi, pero lo sé) de "¡¿Que #$%&#?!".
-Entremos, Gabriel... -Me dijo Sam, a lo que asentí con mi cabeza.

Y tal como predije... ese era un lugar al cual la palabra "raro" describía a la perfección, lleno de frikeadas que hacían que quisiera ir a verme una película Italiana y quedarme allí por horas, pero en fin... nadie quiere ver mis quejas, vamos al punto, pasamos ahí unas horas, Sam me traía como corbata de un lado a otro... sin soltarme, en cierta forma me sentí feliz por todo el entusiasmo que ella traía encima... pero todo se arruinó cuando nos encontramos con uno de sus "amigos"...

-¡Hey, Sam! -Gritó el tipejo desde una distancia no muy lejana para mi desgracia.
-Diego... que milagro verte por aquí. -Respondió Sam haciendo a un lado todo el demás mundo.
-¿Cómo has estado? Hace más de una semana que no te veo...
-¿Una semana? ¡JA! Yo la veo todos los días... -Pensé, aguantándome las ganas de restregárselo en la cara.
-¡Hey! Bien, bien... 

Este individuo de nombre Diego Martínez... es el que desde ya hace algunas semanas se anda queriendo "ligar" a Sam... pero no puede. A pesar de que dice sus tantas groserías y se lleva algunas veces pesado con los hombres, (y tengo que aceptarlo la mayoría del tiempo hace puras tonterías que dan demasiada risa), no es tan "dejada" como otras...

-¿Quién es este? -Le preguntó a Sam refiriéndose a mí, dándole a entender que estaba celoso.
-¿Porque te tengo que responder? -Él la miro molesto y después se dio media vuelta marchándose.
-Oye... -Solté al momento que intentaba tomarla del hombro.
-Ya le he dicho muchas veces que deje de molestarme... pero no entiende.
-¿Quieres que te ayude con algo?
-No, no es necesario... -Me respondió seriamente para luego cambiar rápidamente su cara.- ¡Bien! ¡Creo que es hora de irnos! -Con un tono alegre.
-Si... -Solté para que no sintiera que no le creí.

Y así fue como después de haber perdido gran parte de mi domingo en la convención , ella y yo nos marchamos a casa... 
Una de las grandes razones de conocernos desde pequeños es que nuestras casas están una a un lado de la otra. 

-Gabrielucho... -Dijo cuando estábamos a punto de entrar a mi casa.
-¿Que? -Respondí mientras abría la casa.
-¿Puedo dormir hoy aquí? -Preguntó algo acongojada.
-Si. -Respondí tranquilamente.- Pero no dormiré contigo.
-¡¡¡¡¿¿¿¿EHHHH????!!!! -Soltó molesta.- ¡¿Porque?!
-Porque ya estás grandesita... ya puedes dormir tu solita. -Respondí mirando hacia el techo.
-¡PERO~~! 
-¡Un no es un no! -Me metí a mi habitación y saqué una colcha del clóset.- Yo dormiré en el sofá, tú puedes dormir aquí. 
-Buuu... -Me siguió hasta el cuarto y se sentó de golpe en la cama.
-No me importa si te enojas, ¿que pensaría alguien si se enterara que a esta edad dormimos juntos?
-Que somos pareja. -Respondió a mi cuestión enrojecida.
-Exacto. -Me encaminé hacia la salida, no sin antes regresarme unos pasos y darle un beso en la frente.- Que descanses. 
-Si. -Se acostó boca abajo sobre la cama y cuando salí del cuarto cerré la puerta.

Cuando ya me encontraba fuera de la habitación, caminé hacia el mueble en el que había dormido la noche anterior, acomodé la colcha que había tomado del clóset y tomé el control de la pequeña mesa que se encontraba enfrente, encendí el televisor y me recosté pacíficamente...

-Tonta. -Me dije a mi mismo entre susurros esperando que mi enrojecimiento no haya sido tan obvio.

Tal vez sea algo difícil de notar con mi actitud, pero la verdad es que yo... estoy enamorado de Sam. Ha sido así durante un largo tiempo, la primera vez que lo noté, ya era demasiado tarde, mis sentimientos ya no podían parar... me era imposible no querer abrazarla, besarla... decirle cuanto la amaba, así que tuve que aumentar un poco la distancia, a manera de que ella no notara mis sentimientos y al mismo tiempo, no corriera tanto peligro nuestra amistad...
Así son las cosas, amo a mi mejor amiga, ella no sabe mis sentimientos, el **to de Diego Martínez no va a detenerse hasta que lo acepte, pero yo no pienso quedarme de brazos cruzados... he esperado a Sam toda la vida, incluso a esta edad... aún no he tenido mi primera vez, ¿Porque? porque cuando amas a alguien el sexo es lo que menos te importa, y mi amor por ella es sincero, y verdadero... 
Si me preguntaran a mi... ¿que es el amor? Yo simplemente diría... el amor es amor... no hay definición para tal sentimientos que tenga a todos conformes, por eso es que se inventó esa palabra, para decirla cuando no sabes expresar lo que sientes... para mi esa es mi definición de amor.

Moraleja 1: Si tienes una loca-mejor amiga-amor platónico, siempre guarda una colcha limpia en tu clóset... nunca sabes cuando querrá dormir en tu casa y para no caer en la tentación tendrás que dormir en el mueble.

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