jueves, 13 de octubre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 2/??



Mi alumna rebelde



///Kazuno///


-Sakuramori. -Exclamé para que la chica prestara atención a la clase.
-¿Si? -Respondió aún con la mirada en otro lado.
-¿Podrías ponerme atención, por favor? -Espeté mi orden.
-No. -Respondió con una mirada verdaderamente de miedo, lo que hizo que toda mi determinación para reprimirla por su falta de atención se fuera.
-Por favor, Sakuramori... sino tendrás que salir del salón.
-Saki... por favor. -Escuché como su amiga de a un lado le decía intentando que yo no escuchara.
-Está bien... voy a prestar atención. -Soltó molesta la chica.
-Bien, seguíamos... -Continué dando mi clase sin problema alguno.


Pasaron los minutos y terminé, salí rapidamente del salón de clases, intentando no toparme con Sakuramori-san... a pesar de que ella no supiera nada, a mí todavía me remordía la conciencia el saber el dolor que le había causado en un pasado...


-Aaaah... -Solté cansado mientras me mesía en la silla en la cuál estaba. Me encontraba en la oficina de maestros calificando algunos exámenes, pero decidí tomar un descanso.- Lilan Sakuramori.


=Flash Back=


Era una noche triste, yo estaba manejando hacia mi casa después de haber ido a tomar unas cuantas copas con mis amigos. 
La luz de la luna pegaba de frente a mi cara, las calles se encontraban sin carros y comenzaba a llover en abundancia... creí que incluso si pasaba aquel semáforo, nadie saldría perjudicado... hasta ahora me doy cuenta... que estúpido fui.


-¡Oye! -Salí rapidamente de mi coche para ir a ver al conductor que se había estrellado contra un poste con tal de esquivarme.- ¡Oye! -Grité de nuevo al llegar a donde se encontraba. Como pude metí mi cuerpo en el carro y rogé con todas mis fuerzas que aquel hombre inocente siguiera vivo.- ¡Resiste! -Pero nada dio frutos, su corazón había dejado de latir y ya no quedaba esperanza de vida. Me di por vencido hasta que miré en el asiento del co-piloto, si... había un pequeño niño de aproximadamente 10 años... había sido atravesado por uno de los cristales del coche- Oye... espera... ¿que hice? ¿están muertos? Oye... ¡No puede ser!


Salí huyendo como un verdadero cobarde, dejando a aquellos dos tirados allí, encendí el auto y me marché esperando que nadie fuera testigo de aquello... 
Varias noches no pude dormir, los rostros de los dos me perseguían cada segundo de mi vida, fue bastante tiempo el que me costó superar aquel gran trauma y sólo lo logré haciéndome creer a mi mismo... que no había sido mi culpa.
Al día siguiente vi en la portada del periódico más destacado la noticia; "MUEREN AL CHOCAR CONTRA UN POSTE, EL GRAN ABOGADO SAKURAMORI GIN Y SU HIJO"


=Fin del Flash Back=


Hoy... después de 2 años, cuando creí que podría seguir adelante, me encuentro con la hija de aquel hombre... aquel que había muerto por mi culpa.


-Profesor Ibuki. -Me sacó la profesora Asano de mis dolorosos recuerdos.
-Ah, si... ¿que pasa? 
-La Directora lo está llamando. 
-Gracias... iré en un momento.
-Está bien... sólo una cosa.
-¿Que pasa?
-¿Se encuentra usted bien? -Preguntó arqueando una ceja.
-¡Si, si! ¡No se preocupe! ¡Estoy bien! -Exclamé en alto para que no pudiera percatarse de que no estaba tan bien como decía.- ¡Me voy ahora! -Salí casi corriendo de la sala para dirigirme hacia la oficina de la Directora.


Me encontraba fuera de aquel lugar donde me habían citado, nervioso por cierto... sólo una vez había estado antes ahí, y fue justo cuando fui contratado. Me sequé el sudor de las manos y arreglé mi corbata, peine un poco más mi cabello y entonces fue que entré...


-¿Me llamaba, señora? -Pregunté al meter un poco mi cabeza a través de la pequeña abertura entre la puerta y la pared.
-Si, entra Ibuki.
-Si. -Hice lo ordenado y me paré a un lado de la silla que había frente al escritorio.- ¿Que pasa?
-Bien... el motivo de que te llamara es para hacerte saber algo realmente importante. -Recargó sus codos sobre su escritorio y puso una cara seria.- Ella viene.
-¿Ella? -Pregunté confundido, realmente no sabía de quién hablaba.
-La hija de nuestro más grande donador. Elisa Rumi.
-¿Elisa... Rumi?
-Si, la hija de Don Rumi.
-¡¿Aquel que tiene una gran cadena de hoteles?!
-Si, ese mismo.
-¡Sorprendente! ¡No sabía que donara dinero a este internado!
-Así es, y a partir de la próxima semana su hija se incorporará a este internado. -Se levantó de su asiento con firmeza y caminó hacia mi.- Ibuki, se que esto sonará algo imparcial... pero quisiera pedirte que hagas que esa chica se sienta totalmente cómoda aquí.
-¿Eh?
-Si algo sale mal, tal vez tengamos que cerrar este internado.
-Entiendo. -Respondí con un tono calmado para darle a entender que tenía la situación bajo control.- Prometo que haré todo lo que esté en mis manos.
-Gracias, puedes retirarte.
-Si. -Salí de la oficina y comenzé a caminar hacia los baños, quería refrescarme un poco el rostro, cuando vi que; a través de las ventanas hechas de cristal, Sakuramori estaba en los jardínes de afuera cuidando de las flores. Sin pensarlo dos veces decidí recorrer el pasillo hasta llegar a la puerta para salir al patio, caminé lentamente hacia donde ella se encontraba intentando evitar que se percatara de mi presencia y saliera huyendo como la mayoría de las veces.- ¿Sakuramori? -Pronuncié en un tono bajo cuando ya me encontraba a sus espaldas.
-Profesor Ibuki. -Dijo al momento de voltear y ver que me encontraba allí, aunque esta vez su tono era distinto al de siempre, se podría decir que parecía un poco más "amable".
-¿Que haces aquí? -Pregunté intentando sacar un tema de conversación con ella.
-Cuido de las flores. -Respondió cortantemente mientras regresaba su mirada hacia el frente.
-Oh, es verdad... digo, eso es obvio. -Me inqué a su lado para observar las flores más de cerca y escucharla un poco mejor.
-Si. -Me miró de reojo y se alejó unos centímetros.
-Sakuramori...
-¿Que pasa?
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Si... 
-¿Acaso tú... me odias? -Pregunté temerosamente esperando que su respuesta fuera un "¡NO!".
-Sólo un poco. -Respondió con ese tono con el cuál siempre evade mis preguntas.
-Entiendo. 
-La verdad... -Soltó algo en un tono muy bajo que hizo que mi atención se centrara aún más en lo que diría después.- Es que... no es nada personal. Bueno... tal vez al principio si lo fue, estaba molesta ya que me cambié a este internado con la intención de estar totalmente separada de los hombres, por eso es que cuando usted se incorporó a la docencia yo estaba muy enojada.
-Ya veo... no sabía que había sido así.
-No es que odie a los hombres... es sólo que... no soy buena tratando con ellos. -Dijo al momento que arrancaba una flor cerca de donde estaba.- Tome... -Me dio la flor que había tomado, la cuál acepté sin dudar.- Esto es en muestra de mi arrepentimiento... podré decir cosas crueles y malas algunas veces... pero la mayoría del tiempo son sólo impulsos. Así que... por favor, le pido que no me odie por eso.
-Está bien, Sakuramori... no estoy molesto contigo, y mucho menos te odio. -Me levanté del mi posición anterior y sacudí un poco mi pantalón.- Tengo que irme... me toca clase.
-Si, está bien. -Dijo sin siquiera mirarme a la cara.- Nos vemos después, profesor Ibuki.
-Si... hasta luego, Sakuramori. -Pronuncié al momento que comenzaba a caminar de vuelta al edificio donde se encuentran las aulas. 


Nunca había podido platicar más de cinco segundos con ella, y debo de admitir que me sentí bien... su palabras caían cálidamente dentro de mí, y sus ojos me decían que era sincera respecto a sus sentimientos... creo que estoy a punto de encariñarme un poco con ella. Estoy feliz de que no me odie, aunque se... que tal algún día eso cambie y se vuelva todo lo contrario.

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